Y hubo un 3 de noviembre de 1970

Por André Jouffé

Esta próxima semana el miércoles 3 de noviembre se cumplen 52 años de la toma de posesión de la presidencia de Salvador Allende Gossens.

Poca gente se ha percatado de esta fecha.

Lo concreto es que a diferencia de ahora, trascurrían 60 días entre elección  y entrega de mando. Ahora varía entre 4 meses y cuatro meses y medio. Es mucho en determinadas circunstancias.

Para dos meses constituyeron un suplicio para Allende: amenazas de la CIA desde la misma noche de su triunfo el 4 de septiembre, asesinato del general René Schneider (22 de octubre), que los militares sí, que no; P y L continuaba en acción y el presidente electo llamaba a la calma. A no responder, incluso el 4 de septiembre evitó hacer mayor alarde. Entonces UP y DC se abrazaron, digamos que algunos DC.

Jorge Alessandri Rodríguez muy correcto renunció a la opción  de que el Congreso  lo declarara ganador con  su segundo lugar a 30 mil votos del vencedor. 

Pero el ambiente fue tenso.

Las casas de cambio de Agustinas vaciaron sus cajas fuerte de los dólares que compraban los empresarios y comerciantes despavoridos; Agustín Edwards huía en ferrocarril con su familia a Buenos Aires; otros como gerentes de empresas como paños Continental enviaban a todos sus hijos a Israel.

Pero llegó enero de 1971, y mi padre desconfiado  volvió a sus negocios de peletería y así todo el mundo. La palabra desabastecimiento e inflación no estaban aún en la pizarra. Digamos que fue un año completo hasta la llegada de Fidel Castro, seamos honestos.

Para Gallup fue un desastre pues había augurado 41, 5% para Alessandri, 29% para Radomiro Tomic y 28 para Salvador Allende.

Vinieron delegaciones e invitados de 73 países pero bajo todo punto de vista se trató de mantener un perfil bajo para no despertar pasiones odiosas.

Si comparamos el escenario pre electoral de 1970 con el actual, puede que en materia de violencia haya sido superior, pero la ciudadanía tenía más clara las opciones; casi se dan los tres tercios, las diferencias fueron mínimas.

Hoy a tres semanas de las primarias, el desconcierto es total. Cuando todo indicaba el distanciamiento entre José Antonio Karst y Sebastián Sichel, ha habido una especie de abuenamiento, Incluso Izkia Siches se muestra de acuerdo con el perfil del candidato ultra derechista en cuanto a materias de salud, aun cuando su posición política es distinta.

En fin, el 3 de noviembre del 70 hubo mucha algarabía y mucho temor, incluso de los vencedores por un eventual golpe, como trató Gamboa a comienzos de ese año.

1971 de pan y vino, luego el complot y el fin. Pero la previa, la campaña con trenes de la victoria, los slogans y las concentraciones multitudinarias sin guanacos ni encapuchados, fueron una fiesta.

“Mi mano no temblará”, clamaba en su franja televisiva un envejecido Jorge Alessandri respondiendo a una prensa irrespetuosa que  titulaba con epítetos su persona, algo indeseable. Sin querer queriendo, dieron pábulo a la creación  de La Tribuna, diario de derecha del partido Nacional a cargo de Gonzalo Eguiguren y dirigida por Alejandro González (apodado “el maraco” por su torcida trayectoria).

Concluyo: veo palomas de candidaturas parlamentarias; rostros desconocidos; nadie sabe lo que han hecho.

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