Un embarazo completo de tiempo crítico

Por André Jouffé

Sin darnos cuenta, una mujer hubiese parido un bebé desde el momento en que Chile comenzó a desandar.

Si tomamos en cuenta las justas manifestaciones y protestas de octubre y la sumamos al Corona 19, se acaban de cumplir nueve meses en que casi nada funciona normalmente en el país.

No hay pueblo que resista.

Más aún, nadie asegura un final sin recaídas y lo que sí está claro, que la agitación social tiene el pie puesto en el acelerador para el reinicio.

Triste augurio, cuando realmente se han metido las manos como nunca en las arcas fiscales y el endeudamiento externo ha crecido en forma rauda.

Mientras el gobierno balancea sus parámetros entre un praetter legger (resquicios eventualmente legales) y los contra legger que usted puede imaginar, tal como en dictadura se desgranaba el choclo, en democracia derechista ocurre casi lo mismo. 

Hay reuniones forzadas entre quienes no se adoran (precisamente no es lo que siente Jacqueline van Rysselberghe hacia Piñera) y Renovación Nacional algo asemeja a la Democracia Cristiana de fines de los 60 y comienzos de los 70 con militantes que renuncian  para siempre (solo algunos retornaron al redil en 1990) y las divisiones con la creación del MAPU, a su vez luego dividido en dos.-, y la Izquierda Cristiana. En RN ocurre algo similar por una ley, es dable de imaginar si fuese por un motivo más contundente.

Con 70 millones de nuevos pobres, última estadística de la OIT, solamente en lo que va en el 2020, el panorama hacia nuestro ombligo se vislumbra espantoso.

Quienes por diversas circunstancias tuvimos la necesidad de recurrir a la opción de jubilación anticipada, hemos sido castigados con creces al recibir las liquidaciones mensuales.

Porque si bien, antes de los 65 cabían posibilidades de mejorar los ingresos entregando boletas de honorarios, ya después de los setenta el llamado “pituto” es algo muy ocasional. 

Pero lo que erosionan los fondos con más escozor, son estas jubilaciones precoces

Dos años consumen  una rebanada descomunal y desproporcionada que no pasa por la cabeza del interesado al momento de firmar los documentos. Peor aún, la persona suele caer en la tentación de aceptar un año con una renta un treinta por ciento superior, a lo que serán las venideras al cabo de doce meses. Ese tercio, devora de una manera pantagruélica el fondo restante.

Por tal motivo que las opciones en disputa, sobre el retiro del 10 por ciento de los fondos acumulados en las AFP como los créditos blandos ofrecidos por el gobierno constituyen una aberración con el denominador común es que en los dos casos, tarde o temprano hay que pagar. Sea crédito duro o no, sea a costa de una pensión redonda como la original, que de por si es alevosa porque con el tiempo se desmorona lentamente.

Además, pocos recuerdan que esos dineros de millones de chilenos no se encuentran en el país, sino invertidos en otras naciones cuyos problemas no distan muchos de los nuestros.

La corredora de propiedades Yvonne Etcheto comentaba que al contrario de lo supuesto, su trabajo ha registrado un incremento inusitado. En especial, los arriendos. El ambiente reduccionista es el fenómeno del momento. Centenares de miles buscan viviendas sustentables, ya no anhelan el complemento de piscina y sauna, sino lo que origine los menores gastos posibles-entre ellos los comunes, cuando se trata de edificios-.

El problema es el plazo para la mudanza pues con cuarentenas vigentes resulta imposible.

Cristina Sanhueza arrienda un pequeño negocio en el sector calle Enrique Meiggs en la Estación Central. Su versión delata la realidad de la mayoría de sus pares: “Necesito el dinero sí o sí; porque si deseo reabrir el local en primer lugar estoy obligada cancelar los arriendos atrasados o redondear aquellos que aboné. Luego requeriré capital para adquirir la mercadería. Y los dineros ofrecidos vía retiro AFP o crédito, constituyen un puente sin pilares sólidos y solo sirven  para atravesar la época de las cuarentenas. Pero nadie sabe, ni siquiera las autoridades, hasta cuándo perdura el rigor del sistema de reclusión”. 

La señora Sanhueza, madre de dos hijos y cuyo marido ayuda en el negocio, sabe que el dinero al cual le darían acceso a la postre terminará en la despensa. Y punto, lo ofrecido no tiene de visión de mediano plazo.

La política del avestruz carece de todo sentido cuando será evidente que la movida más que social, sino que del hambre, será un terremoto inevitable. Nadie trata de sembrar la alarma, es un hecho real. Podemos consolarnos que ocurrirá en muchos países como el nuestro, ceñidos a un sistema liberal a ultranza.

Ana Gacitúa, peruana, trabaja en un hogar de adultos mayores. Piensa retornar a su país apenas superemos aunque sea parcialmente  circunstancias relacionadas con el tema del Corona 19. Pero antes, quiere asegurarse qué ocurrirá donde Martín Vizcarra que dicho sea de paso, acaba de anunciar además la eliminación de la inmunidad parlamentaria en las elecciones previstas para junio del 2021.

Para colmo de males, al Jefe de Estado peruano le cae una huelga de los empleados fiscales de la salud en plena crisis.

Para la comunidad latinoamericana  inmigrante en Chile,  resulta un doble dolor de cabeza averiguar cuál de los dos males es peor; permanecer y afrontar las consecuencias de la agitación probable en Chile apenas despunte el alba del país sin virus, es decir permanece en terreno conocido ya desde octubre del año pasado, o la incertidumbre de lo que pueda suceder en su patria.

En fin, retiro o préstamo son dos trampas, unas más u otras menos en cuanto a plazos.

En un país europeo, quizás, con mejores remuneraciones podría existir la posibilidad de que la gente repusiera los fondos retirados en cómodas cuotas. Se lee como factible, pero tal fenómeno puede tener lugar donde existan otras conciencias tanto en la población como en los gobernantes y obviamente, un nivel de ingresos dignos.

Compartir con: