Por André Jouffé
Hoy Eugenio Tironi y Enrique Correa colgados del sistema neo liberal, reciben a sus clientes en sus elegantes oficinas. La del llamado “guatón grasiento” por Fernando Villegas, en la en La Concepción.
En las noches posteriores al golpe, Tironi y un diputado elegido por el PPD que cesa sus actividades en marzo apodado entonces “el motoneto” por su actividad acelerada, recorrían el cordón industrial Vicuña Mackenna en busca de un señor de apellido Cerega, quien les iba a entregar armas.
No hubo ni lo uno ni lo otro.
Cuando motoneto, el actual diputado, salió al exterior en plena clandestinidad, recibió ofertas de la OLP en lo que a armas se refiere, pero los grupos armados en el mundo sabían perfectamente que derrotar a un ejército como el chileno con pequeños grupos armas, era misión imposible de manera que más allá de promesas, ninguna bala llegó a manos de Tironi y el mapucista que dicho sea de paso jamás habían disparado un arma.
Mientras en Chile, nadie sabia donde estaban el arsenal-yo mismo en Quimantú jamás vi una ni las encontraron jamás porque simplemente fue una mentira-. Estaba en poder del brazo armado del PC, el MIR y algunos sectores de la ultra del partido socialista. Del resto, nadie sabia de metralletas ni nada. Las hubo, pero insuficientes siquiera para tomarse Melipilla.
En cincuenta años, la gente puede darse vuelta la chaqueta como quiera Hoy Tironi sirve a la derecha; Enrique Correa desde la Iglesia a militares y a sus viejos compañeros de ruta convertidos al sistema,
No olvidemos que Correa en tiempos del MAPU propiciaba el acercamiento al Partido Comunista.
Nada de lo que escribo es un reproche, simplemente refresco la memoria de como nos cambia la vida.
La teoría de Tironi, con la cual convenció junto a Enrique Correa al Presidente de “en la medida de lo posible” fue que la mejor política comunicacional era no tener ninguna. Y asi sucedió con el entierro de revistas como Análisis, Apsi, Epoca, Hoy y Fortín Mapocho.
Si Análisis editaba sesenta mil ejemplares, era leído por medio millón de personas pues se fotocopiaba o se repartía en sindicatos, juntas vecinales y en las universidades.
Con las redes sociales, la teoría de Tironi Correa se fue a las pailas porque hoy en día el 60 por ciento de los mayores de 15 y menores de 65 años, tienen acceso fácil a las redes sociales; podemos sumarle la mitad del grupo etario adulto mayor (12% de la población) y algunos precoces menores de quince (en total entre 0 y 14, 20 por ciento y fracción).
El duo dinámico logró destruir la prensa escrita opositora dejando el espacio para que en menos de 15 años después, aparecieran estas redes cuyo contenido es a menudo dudoso, manejado, pero con un gran poder de convocatoria sin parangón.
Y los diarios tradicionales a los cuales entregaba el avisaje estatal el gobierno de Patricio Aywlin, fueron transformándose en escuálidos pasquines (el decano, con suplementos de cuatro páginas y el de Vicuña Mackenna a punto de cerrar).
Correa y Tironi traicionaron la causa y Eugenio con el agravante que buscaba armas para una sublevación imposible para luego saltar a la otra ribera y convertirse en enemigo de las demandas sociales.
La mínima estabilidad emocional del ex asesor de Cardozo de Brasil, llegaba a extremos que con motivo del cóctel ofrecido a los invitados al funeral definitivo de Salvador Allende en el Círculo español, me dice: “Me gustaría que vinieras a trabajar conmigo, quiero provocar un terremoto en La Moneda. Te pago lo mismo que en la revista Cosas.
Afortunadamente, este ofrecimiento, escuchado por mi esposa, no lo di a conocer en mi trabajo pues nunca volví a recibir una llamada del dueño de Imaginación.
Así es la historia. Y para culminar. En la plaza Narvona de Roma, se habían congregado en octubre del año 73 cincuenta mil personas en un acto de apoyo a Chile. Edgardo Enriquez (asesinado en Buenos Aires pocas semanas después) tomó la palabra y expuso que el pueblo chileno estaba levantando armas y combatiendo a los militares con heroísmo. Motoneto, que dominaba el italiano, creyó oportuno poner las cosas en su lugar: “Debo decir la verdad; estamos siendo aplastados, oprimidos y torturados. No hay armas y la resistencia es muy aislada”.
Concluyo: en estos días nublados en cuarentenas, los dos próceres Tironi y Correa que dejó de ser guatón, disfrutan de una holgada existencia. Jamás torturados, pudieron retirarse a tiempo al extranjero. Como Oscar Guillermo Garreton, otro MAPU que huyó en primera instancia, famoso por colgarse de las líneas telefónicas en las casetas frente a la estación ferroviaria de Montparnasse en París (Recarte Soto contó esta historia y cómo le llamó la atención a su compatriota). Valiéndose de una triquiñuela llamaba a Chile gratuitamente. Veinte años más tarde, multaba sin conmiseración a los morosos de las cuentas de la Telefónica de la cual era gerente. Ironías de la vida.