Por André Jouffé
La televisión chilena se ha caracterizado por minimizar cualquier elemento que atente en contra del establishment. Obvio, los noticiarios, pero el agravante son las series insípidas que ni “Colonia” logró equilibrar la versión fílmica y el documental de Netflix.
Este sitio, sin dejar de lado el gusto popular, lo burdo o el cine arte, ha hincado el diente en forma implacable de documentales o hechos reales llevados a ficción.
Si temor a represalias judías, partió con un film donde muestra cómo funciona la mafia en Israel, tanto o peor que en los Estados Unidos o la Pincoya. En “Unothordox”, pega con un bate a los jahidistas y en Stishel ironiza sobre la vida de los ortodoxos judíos.
En el tema Palestino, Elia Suleiman, en producción belga, dedica su largo a Palestina, It must be heaven, con una mirada pacífica sobre un director de cine cuyo guion les parece demasiado suave a los productores norteamericanos y franceses para tratar el tema de este pueblo agobiado y perseguido.
En The attack, tampoco los que recurren a la vía violenta (Al Fatah) son tratados como miserables por establecer el sistema ojo por ojo ante la represión judía.
Estados Unidos por su parte recibe lo suyo con Judas el mesías negro, una defensa especial de los Panteras Negras en su época y la persecución a los negros es una constante en varias películas. Igual que Egdar Hoover el monstruo de la FBI es tratado como lo que era, un demonio.
Una muestra de diálogo en Judas:
-Hoover: Tu hija tiene tres años, ¿has pensado cuando tenga 18 y se quiere casar con un negro?
-Rebate agente FBI: Pero faltan tantos años.
– Si, pero ¿Te gustaría que se casara con un negro? No, entonces pon manos a la obra y dale duro a las Panteras Negras.
Jean Seaberg, Jane Fonda y Vanessa Redgrave pagaron caro su solidaridad con ese movimiento.
Dos documentales, uno en largometraje y otro en serie, sobre Trump dejan al magnate insano por el suelo
Para los chilenos, hemos tenido que ver en Netflix la excelente película de la campaña del No en Chile, la vida de Violeta Parra y Víctor Jara. También cuando queramos a Tengo Miedo Torero y no en un par de funciones en streaming.
Colonia Dignidad en largo ficción y en documental, también gracias a esta compañía.
El tema sexual y su diversidad son demostrados sin tapujos en Quién mató a Sarah, del guionista chileno Valenzuela, hecha en México.
El tema Iglesia, puede verse en El Club, a toda hora; en cartelera alcanzó a estar una semana antes del virus.
Una lástima que no tengamos una televisión abierta en toda la acepción de la palabra. Que en pandemia nos repite series inocuas como Pobre Gallo e Isla Paraíso (mezcla del proyecto chilote de Nena Schnacke y la novela de Marcela Serrano).