Por Andrés Figueroa Cornejo
El 8 de marzo, las comunidades mapuche en resistencia de la provincia de Malleco, región de La Araucanía, resolvieron mediante una asamblea ir en apoyo de la Comunidad Autónoma de Temucuicui, “que fue víctima de la violencia y el terrorismo de Estado”. Para ello, convinieron realizar todas y cada una de las acciones legales en contra del personal de fuerzas especiales de Carabineros que sustrajo la cosecha de granos de la Comunidad de Temucuicui y agredió a su gente.
Rodrigo Huenchullán es werkén de la Comunidad Autónoma de Temucuicui. Explicó que, “Queremos salirle al paso a las versiones de los medios de comunicación que dicen que nosotros entramos a un predio a robar la cosecha a alguien. Eso es completamente falso. Todo el proceso que significa producir el grano, que va desde el control de la maleza, la siembra, la fertilización hasta la cosecha, toma 9 meses. Todo eso lo hicimos nosotros, la comunidad”.
– ¿De qué manera?
“En un comienzo, los vecinos del sitio nos brindaron parte de su grano. Los últimos años, nos comunicaron que ellos no pretendían sembrar más, pero si nosotros queríamos, podíamos hacerlo. Todo fue un compromiso de palabra, como se usa acá. De hecho, por eso tuvimos la confianza y garantía para poder sembrar, práctica que tiene un costo altísimo y cuyos recursos salen de la comunidad.
Así, la siembra y cosecha la realizamos en un predio de Pailahueque (Malleco) por el que ya habíamos interpuesto una demanda para recuperar 12 mil hectáreas demarcadas por la comunidad el 2012. Después fuimos habitando el lugar, levantando rucas en el territorio. Desde hace unos 3 a 4 años sembramos aquí.”
– ¿Y cuáles son las condiciones ‘legales’ de los terrenos?
“Hasta ahora, en esas 12 mil hectáreas existen varios dueños ‘legales’. Gran parte pertenece a las forestales Mininco, Arauco, Maciza y a los particulares. En una porción de ese territorio nosotros realizamos nuestras labores agrícolas”.
Rodrigo Huenchullán indicó que en el último ciclo de faenas agrícolas, “Sembramos tres especies distintas de cultivo: trigo, avena y lupino, en un terreno de aproximadamente 250 hectáreas, de manera colectiva. Somos alrededor de 50 familias mapuche trabajando”, y agregó que, “Este último año, toda la primera semana de febrero estuvimos cosechando. Pero el 10 y 11 de febrero nos arrebataron los granos. Ahora bien, Carabineros no actuó porque sospechaba que había un robo. Ocurrió que antes se judicializó el asunto. Aparecieron personas, terceros, representando a los dueños legales del predio, que presionaron a nuestros vecinos para presentar una denuncia de hurto de grano en nuestra contra. Entonces la Fiscalía ordenó requisar nuestro grano y maquinaria agrícola.
Todo lo anterior se dio en un contexto de estados de excepción, de militarización de lo que llaman macrozona sur, de la construcción mediática contra la lucha mapuche. Entonces armaron esta operación con el propósito de dar una señal al conjunto del mundo mapuche que apunta a que no se puede hacer lo que estábamos efectuando nosotros”.
Huenchullán dijo que, “Allí fue cuando entró la prensa, la Fiscalía, los carabineros y el gobierno chileno a decir que la Comunidad Autónoma Temucuicui estábamos robando la cosecha y que actuamos en ‘flagrancia’, lo que les permitió que nos quitaran nuestro grano y maquinaria. Como no podían acusarnos de ‘usurpación’ de tierras, porque sería como si nos estuviéramos robando a nosotros mismos, cambiaron la figura jurídica”.
– Desde ese momento, los hechos se precipitaron rápidamente…
“Carabineros dejó en su custodia la cosecha que nos quitó, equivalente a 150 hectáreas. Pero no se llevaron toda la siembra. Quedaban 50 hectáreas de trigo por cosechar. El 3 de marzo la comunidad fue a terminar la faena, pero arremetieron de nuevo los policías y nos volvieron a despojar de unas 5 hectáreas de cosecha y de nuevas máquinas que habíamos arrendado. Todo lo que no alcanzamos a cosechar, los agentes de carabineros lo quemaron, escoltados de una caravana de vehículos blindados. Nos dejaron sin alimento.
Pero a diferencia de lo que pasó el 10 y 11 de febrero, que pensamos que se había tratado de un malentendido, el 3 de marzo la gente de la comunidad se resistió a un nuevo robo. Ya nos habían quitado 80 mil kilos de grano.
A eso de las 20.00 horas, Carabineros se replegó del lugar y los comuneros comenzaron a cenar. Y a las 22.00 horas, Carabineros volvió cuando ya estaba oscuro, disparando bombas lacrimógenas y perdigones de acero indiscriminadamente sobre nosotros, mientras los militares cercaron el predio. Nuestra gente comenzó a huir desordenadamente mientras caían heridos en el descampado. Fue herido de gravedad el hijo de Víctor Queipul, Víctor Hugo Queipul, quien permaneció toda la noche en la comunidad. El domingo 4 de marzo ya no aguantaba más, y se decidió trasladarlo al Hospital de Victoria donde fue atendido con un cuadro grave. La mayoría de los heridos fueron cuidados por la propia comunidad”.
– ¿Por qué crees que el ataque concertado fue contra ustedes en particular?
“El objetivo de la operación fue debilitar a la comunidad de Temucuicui. Hay comunidades de Malleco y de otras localidades que también realizan recuperaciones y control del territorio mediante labores agrícolas, lo que nos da más independencia y soberanía alimentaria.
El Estado chileno busca estigmatizarnos porque somos ejemplo histórico de lucha en la recuperación del territorio antiguo. Por eso nos persigue con saña especial, implicándonos en montajes y delitos inexistentes, como la Operación Huracán.
La verdad, nosotros creímos al principio que este gobierno sería diferente a los anteriores, sin embargo, terminó dominado por los poderosos”.