Por André Jouffé
Quizás todo comenzó con Eva Kalli, vicepresidenta del Parlamento Europeo recientemente imputada por corrupción.
La diputada griega recibió delegaciones qataríes con obsequios y dineros para hacer la vista gorda sobre los derechos humanos y las condiciones laborales de la sede mundialista.
Durante la construcción de los ocho preciosos estadios que se aprecian por televisión, perdieron la vida centenares de trabajadores y quizás están emparedados como ocurrió hace miles de años en la Gran Muralla.
Corrió mucho dinero para que este país lograra el mundial. Condiciones laborales deplorables, acusaron. Y ¿sabe usted lo que son condiciones laborales deplorables con 50 grados de temperatura? Quizás algo menores que bajo -30 grados en Siberia.
Los inmigrantes recibieron tratos degradantes, fueron miles los que fueron “contratados” y luego devueltos a sus países. El emirato es el de mayor PIB en el mundo. Los trabajadores habitando containers-hornos; mal alimentados y peor pagados. Todo fue mejor que la miseria en sus países, pero nadie les informó que el país más rico del mundo, no iba a contar con recursos para su seguridad laboral.
Vimos a mujeres con hijab, velo cuadrado que cubre cabeza y cuello, y Shayla, velo largo que enrosca el cuello, nada de chador pues no se las dejó ir a los estadios y menos aún la burka que es digna de los talibanes.
Reitero, hubo francesas musulmanas con hijab y marroquíes que andaban muy sueltas. El aire acondicionado de los estadios penetra hacia donde está el público, en la cancha hace calor, unos 30 grados, pero para marroquíes y brasileros, no es nada importante.
Para leer y comprender al mundo, sugiero “La revancha de los poderosos”, debate de Moisés Naim, un libro para entender cómo se obtiene, se usa, se abusa y se pierde el poder en el siglo XXI.
Y a Elizabeth Subercaseaux como novela inspirada en hechos reales, “La patria en sombras”. Leemos: “Cosas que nunca antes vimos en Chile ahora son el pan y vino de cada día, Militares robando, empresarios coludidos para subir los precios, curas católicos abusando de niños, empresas explotando el sur de Chile que han convertido en un cementerio de pinos. Ya no está la dictadura pero la sombra que nos ha dejado es tan negra y fría como la dictadura misma.
Entonces desde el parlamento europeo, la transversalidad de la corrupción es única.El dinero lo hace todo, un mundial de sinvergüenzas, y solo el sabor alegre de que los marroquíes han llegado tan lejos.