Navegamos en la tibia socialdemocracia

Por André Jouffé

Interesantes las palabras de Sergio Bitar y contundentes al señalar que en Chile gobernará una social democracia. O sea un campo amorfo, tibio, continuista.

Incomparable por último con los beneficios que otorgaban en los países nórdicos y centroeuropeos pero que poco a poco los van reduciendo por cambios estructurales en sus economías.

Fue el politólogo estadounidense Fareed Zakaria quien utilizó por primera vez, en 1997, el concepto de «democracia iliberal». El término designa un régimen que se basa en el respeto a las elecciones democráticas pero que desconfía de los otros aspectos de la democracia. Es, en otras palabras, el mal uso de las herramientas democráticas con fines «antiliberales», tales como las revisiones de la Constitución hacia un sentido de más autoritarismo y/o el control de los nombramientos desde el Ejecutivo.

Yascha Mounk, politólogo y profesor de la Universidad de Harvard, defiende la tesis de que la democracia liberal está hoy amenazada desde dos frentes: el «tecnicismo antidemocrático» y el «populismo iliberal» Este último, legitimado en el voto de la mayoría, pretende hacer caso omiso de las limitaciones que per se impone el Estado de Derecho. En efecto, tanto las democraduras (Putin, Erdogan; ambos juntos en la imagen superior) como las «democracias iliberales» (Hungría, Polonia) se someten al sufragio universal; pero cuando pueden vilipendian, condenan y rechazan la separación de poderes, los contrapoderes y las salvaguardas institucionales puestas al ejercicio del Ejecutivo.

Efectivamente Vladimir Sergeievich Putin ex KGB y taxista, no práctica la democracia en Rusia, tiene el instinto expansionista de los zares y prohíbe la libertad de género, de expresión-a su manera-y mantiene las viejas prácticas de la Stasi para eliminar al enemigo.

Todo el prometedor programa ilusionista del Frente Amplio cae en pedazos más encima con el agravante de prometer lo imposible, cosa que evitó por ejemplo, Ignacio da Silva Lula.

Cuando se observa al mandatario brasilero, se evoca a un José Miguel Insulza actual, panzers que han perdido una rueda: la del coraje.

Y esta es la realidad chilena actual, desordenada con el viejo lema, los pobres siempre pueden esperar, porque de lo contrario los ricos aprietan el torniquete.

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