Por Alberto Estévez
Escribo estas líneas como padre, abuelo y aspirante a ciudadano, también con el respeto y humildad que un tema tan delicado merece, sobre todo por estar consciente que el ser humano es intrínsecamente imperfecto.
Hechos:
- En Chile el Poder Judicial no puede condenar a muerte. La pena de muerte fue abolida.
- El aborto consiste en interrumpir el embarazo matando al ser humano producto de la concepción.
- La Ley de despenalización del aborto en tres causales, incluye al embarazo producto de una relación sexual no consentida por la mujer (violación).
- El aborto libre autoriza a una mujer embarazada a matar al hijo producto de una relación sexual consentida por ella.
- En Chile el aborto representa entre la cuarta y la sexta causa de muerte materna. En 2019 una de 23 muertes, y entre 2000 y 2016, 93 de un total de 800 muertes maternas (aproximadamente 5 muertes por año (El Polígrafo de El Mercurio de hace pocos días)
- El aborto “legal y seguro” tiene morbimortalidad materna, pero no solo materna, también tiene costos sanitarios en el padre, la familia (incluidos hermanos del hijo abortado), y de salud pública.
- El aborto “gratuito” no existe. Tiene costos económicos, otra cosa es quien paga.
- La tasa de alfabetización de adultos chilenos al 2017 era de 96,4% y la de los jóvenes chilenos (hombres y mujeres) era de 99,01%.
- Existen numerosos métodos anticonceptivos, tanto para el hombre como para la mujer.
- En Chile la píldora del día después se dispensa gratis a toda mujer que la solicite
- En Chile la disponibilidad de condones es absoluta
- En Chile es posible perfeccionar en cantidad y calidad la educación sexual, tanto en los hogares como en los establecimientos de enseñanza.
- En Chile se está incentivando crecientemente la “paternidad responsable” (No sé cómo unir esta valiosa campaña, con el hecho que el padre de un hijo concebido en una relación sexual mutuamente consentida, no tenga nada que decir ni hacer respecto de la decisión de terminar con la vida de su hijo)
Atendidos todos esos hechos es que siento y pienso que relativizar en tal magnitud el derecho a la vida de un ser humano, en el Chile del tercer milenio, carece de fundamentos y es peligroso para la especie humana.
Finalmente, pienso que uno de los desafíos del ser humano es aprender a poner límites con sabiduría, y en consecuencia no puedo dejar de unir el hecho que relativicemos a tal extremo el valor de la vida humana, con el hecho que como humanidad estemos matando la vida en nuestra madre tierra, en este último caso, todas las formas de vida, estamos haciendo de nuestro planeta, uno estéril e inerte. Todo lo anterior por no saber poner límites (y cumplirlos).