La salud privada siempre gana

Por Andre Jouffe

1,3 billones de pesos han ganado las Isapres en los últimos 32 años; eso es sabido y publicado.

Menos lo es la razón por la cual las ganancias correspondientes al año pasado fueron las más generosas para la repartición: al cabo de dos años de pandemia; una baja en la asistencia y ocupación hospitalaria no viral por reclusiones y temores, la mantención del costo de los planes con sus debidos reajustes, generaron ganancias imprevisibles y sin antecedentes para las Isapres.

Por tal motivo la repartición fue a toda costa, antes que comenzaran a regir los nuevos planes de salud, el Fonasa E. Y así declarar a sollozos perdidas a partir de entonces.

Trampa.

El compromiso de entregar el derrame a las clínicas privadas de lo que no es ni menos ahora, capaz de absorber el sistema de salud pública, reemplazara los planes contraídos por particulares, reemplazados por el pago de los servicios prestados por parte del Estado.

Jalisco nunca pierde.

En el intertanto, municipalidades como La Reina, acusan déficit de personal y logística en medicina. El Centro de salud Mental no tiene siquiatra desde la partida del dcotor Luis Gomberoff, a comienzos del 2022; la farmacia cuenta con los recursos justos y el convenio con la Clínica Cordillera mediante el cual el habitante de la comuna por tres mil pesos obtenía una consulta y tarifas rebajadas en los exámenes de hasta un 80 por ciento, claudicó hace casi un año. De manera tal que el paciente es derivado a El Salvador, mesías de varias comunas con listas de espera, en urología por ejemplo, ocho meses; en dermatología, dos años; qué hablar de las intervenciones quirúrgicas.

En el propio Hospital El Salvador, en farmacia acusan aportes menores de medicamentos de manera que las recetas son divididas en dos o tres entregas.

La comunal no es responsabilidad del gobierno, la pública sí. Las Isapres pese a las lamentaciones pudieron subir sus planes en un siete por ciento; hasta que no quede nadie.

Mientras el régimen de Gabriel Boric, caracterizado por titubeos, indecisiones y desmentidos, goza aun de beneficios generados durante el gobierno de Michelle Bachelet como la gratuidad universitaria para la ciudadanía que está bajo el 60% en la ficha social, en materia de salud pública, las baterías están agotadas y solo el Estado puede recargarlas a costa de un aporte que hará sonreír a los integrantes de las sociedades anónimas dueñas de las Isapres, cuyos integrantes son propietarios de casi todo el sistema de salud privada.

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