Gabinete: Las sillas musicales

Por André Jouffé

Once cambios de gabinete en tres casi tres años de gobierno es demasiado.

El espectáculo da para un título mistraliano: Todas queríamos ser reinas.

O más bien  son como las olas, sinónimo de novias que arroja el mar.

A diez meses de la elección presidencial, la propuesta de sacar al Presidente del sillón es un absurdo, a mi parecer.

Su reemplazante, en caso de, asume noventa días más tarde. Y en el inter reino, ¿quién? Y para gobernar entonces sólo  seis meses porque luego de las elecciones de octubre, igual se produce un vacío en cuanto a decisiones y ejecuciones trascendentes.

Aunque Sebastián Piñera tenga un uno por ciento de aprobación, de hecho ninguna encuesta es creíble en pandemia por cuanto no existe una metodología adaptada a ésta situación, nada justifica incurrir en otro enorme gasto.

Ya es absurda la elección de gobernadores-con gabinete, secretariado, sedes, choferes y todo el entorno de empleados a nivel país, suma y resta, una millonada para un cargo sin poder ya que éste recaerá sobre el administrador provincial. Imposible gobernar con jefes regionales adversarios. Lo es con alcaldes, y así se ha visto.

En materia de salud, a nivel mundial, Chile se ha manejado bastante bien y sin alardes, al contrario de Alemania por ejemplo que cantó victoria y hoy llora humildad.

En ese aspecto el tema salud, casi impecable.

La ciudadanía, siempre inconsciente de que tiene derechos porque como señala Saramago, rara vez hace uso de ellos, lee (poco), escucha e ignora cada vez más un tío vivo repetido, un carrusel del aire que no deja de girar.

El último cambio de gabinete no fue hecho por el bien del país, sino de una colectividad, para ordenarla y dejar espacio libre para presidenciables. 

¿Qué alcanzó a concretar Sebastián Sichel en la presidencia del Banco del Estado? Nada.

Mario Desbordes en Defensa: lo asignaron para sacarlo del ring con Andrés Allamand que mantiene una cancillería ociosa, repleta de diplomáticos en igual situación, en países donde las sedes están cercadas por la pandemia y el personal ocioso.

Pero silenciosamente, mientras juegan a las sillas musicales, ella Araucanía no se pronuncia la palabra paz. ¿Ha publicado alguien que Fenats ha vuelto a paro después de una semana de trabajo?

Nadie.

Es menester concurrir al consultorio familiar (CESFAM) para ser desviado a un hospital en caso de emergencia. Las consultas odontológicas están dedicadas solo a la extracción, un Chile desdentado, y no es broma porque lo hemos comprobado en varias comunas.

Llueven candidatos de derecha a la seudo izquierda: Desbordes, Sichel, Kast, Matthei, Lavín, Jiles, Jadue y Sánchez. Son los que consiguen menciones, aisladas pero peor es nada.

Pero luego asomarán más rostros, total, ¿qué se pierde? Quizás tengamos una suerte de María de la Cruz, bien populista, al estilo Perón que era el ídolo de ésta mujer.

Un país, seamos sinceros, que sólo espera la vacuna. En segundo lugar, para los que aún tienen fondos, la concesión de un tercer mordisco porque en marzo la situación será insostenible. Con un rebrote, con vacunas de dudosa durabilidad con una alta tasa  de ciudadanos vacilantes en cuanto a pincharse se refiere.

La situación chilena  alarma porque salvo Perú, otros países hermanos con gobernantes que hace treinta años no podrían ocupar ni siquiera un escaño parlamentario, parecieran navegar al nivel nuestro con tantos vaivenes.

Las protestas continúan, opacadas por diez días de fiestas de fin de año, pero como las corrientes marinas, arrastran sin que se note, hasta el asomo de la punta del iceberg contra el cual estará siempre bien dispuesto un guanaco.

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