Por André Jouffé
Craso erros calificar de una similitud el mayo caliente de 1968 en Francia y el estallido de junio-julio 2023.
El primero fue un movimiento de proyección política, sin un modelo definitivo pero destinado a cambiar radicalmente el futuro de Francia. El estallido fue llamativo, contagioso con Alemania, pero como señalo Rodrigo González Torres, fallecido el año pasado y ex Presidente de la Cámara de Diputados quien estuvo con Gastón Salvatore Pascal en las trincheras, no concretó sus ambiciones. Lograron algunos cambios pero la mano del general de Gaulle era dura.
Contó con la pasividad de los que no le perdonaban la independencia de Argel como Jean Marie Le Pen.
El movimiento actual es incendiario de protesta contra el racismo, los cambios previsionales, la semana laboral, los sueldos bajos y las consecuencias inevitables del corona virus.
Si usted aprecia las imágenes puede ocurrir que no se vean muchos encapuchados ni musulmanes en la mayoría, sino más bien blancos, aun cuando los inmigrantes están cobrando lo suyo,
En la cita de 200 alcaldes, en Paris, convocada por Macron para tomar medidas coludidas, sincronizadas, se manifiesta una crisis nacional.
Con un parlamento sin mayoría, tampoco cautiva adeptos allí pues el PC camina por otro lado que los socialistas, que han incorporado lo que se llama la gauche islamique.
En Chile, en cambio sin tanta explosión, cunde un miedo ante la delincuencia, ante el desorden demostrado en el gobierno-cosa que Macron ha logrado mantener cohesionado sin declaraciones diferente y mutiles voceros-.
Lo de Macron es difícil y en Chile la palabra negociación está a la orden del día, sobre todo las concesiones. En estos momentos es difícil encontrar un ministerios en taza de leche; los conflictos se acrecientan, el baile de renuncias como decía Gabriel Boric se mantiene, el dedo acusador reciproco entre los protagonistas no tiene igual.
Lo peor que podría calificarse es que la actualidad tiene similitud con la Unidad Popular.
A los 50 años el país vive una vergüenza ante el medio siglo que se cumple, Pretender comparar un país sin norte, con los objetivos del gobierno de la Unidad Popular, instituye una aberración.
Para Boric, es de esperar que su viaje a Europa a destiempo, encuentre a Francia con harta agua sobre el fuego, quizás queden las brasas, pero el odio estará vigente.