El interregno o la tregua de Dios

Por André Jouffé

En una carta abierta dirigida al presidente electo, Juan Pablo Cárdenas expone a su ex alumno su punto de vista ante los hechos y cifra la esperanza en tiempos mejores.

Lucía Santa Cruz, desde las páginas editoriales de El Mercurio ofrece a Gabriel Boric una oposición leal, sin negar la sal y el agua.

Este es lo que se llama el tiempo suspendido en que nada, salvo los avatares de la naturaleza o los provenientes del exterior, mueven muchas hojas. Sobre éstas que caen de los árboles, auguran un otoño prematuro ya que la falta de agua ya afecta a los macizos y los frágiles árboles de nuestra tierra.

Hay movidas, como era de esperar; una inusitada de Pamela Jiles buscando el apoyo de la Democracia Cristiana-extraño paso de la parlamentaria desde el PC, luego los humanistas y ahora en busca de un apoyo de la falange para la presidencia de la Cámara.

Pero son detalles, al tiempo que la Convención sigue trabajando para que podamos plebiscitar una nueva constitución durante el 2022.

Es como una etapa de fichajes del corrupto fútbol chileno, con zancadillas por secretaría, se desnudan suplentes en los dopajes, cosa grave, y las miradas están atentas cuando otra cosa sea con guitarra para el croata-magallánico.

Joaquín Lavín, en un correo me anuncia que este gobierno despejará el camino para el triunfo de la derecha en el 2005. Desde Madrid el panorama bajo el alero de la Puerta del Sol, tiene aristas diferentes.

¿Obtendrá por lo menos cien días de gracia una vez asumido el mando?

Quizás sí, sería lo ideal. Muchos candidatos a ministros, propuestos por el nuevo ejecutivo, han descartado asumir la titularidad y se conforman con la asesoría. Dicen, como Carlos Montes, estar cansados o no aptos para el cargo. Porque ante tanta promesa-más difícil de cumplir que en cualquier otra campaña que apuntaba a la reforma y no al cambio-, nadie quiere mojarse de cuerpo entero y zambullirse en un rio con salvavidas de plomo.

La pandemia y sus cepas  se han instalado en la vida cotidiana y efectivamente, ya es parte de la jornada como lo es el desayuno para los privilegiados que pueden disfrutar de uno. Porque la miseria siempre queda al margen, con el manido eslogan los pobres siempre pueden esperar.

Es lo que se ve.

Sin embargo, tal como las peligrosas aguas del territorio original del presidente, aparentan ser tranquilas, en  el fondo el Estrecho es traicionero y sus corrientes imprevisibles. Como las tormentas de verano en el lago Llanquihue que sorprenden a pequeñas embarcaciones con oleajes que han hecho naufragar a más de alguna.

Sí, porque la historia sigue su curso y en la Araucanía no se conoce la palabra ocio, continuarán hechos dramáticos.

Pero a mil kilómetros, casi, la burocracia está botando papeles inútiles o comprometedores, dejando los escritorios impecables para la sucesión.

Sebastián Piñera pasará la historia como uno de los Jefes de Estado más criticados por su propio sector. Seguramente algunos piensan que la pandemia  fue su salvación, yo casi adhiero a lo mismo porque sobrevino en plena ola grande de la agitación social y la marejada amainó más por miedo al contagio que por la rabia contenida.

De manera que paciencia en este interregno que en tiempos del medievo llamaban la tregua de Dios.

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