Por André Jouffé
En 1981, las encuestas de IPSOS daban un 0,5 de ventaja a François Mitterrand sobre Valery Ciscar d´Estaing en las presidenciales francesas.
A la salida de los lugares de votación-está permitido por ley-, los medios de comunicación están autorizados para preguntar al elector su opción en la urna y si el entrevistado manifiesta su, da a conocer por quién votó.
El candidato socialista y sus aliados, ganaron por estrecho margen con cifras muy próxima a IPSOS
Porque en aquel entonces el electorado decía la verdad.
Hoy en el mundo entero, las encuestas son dudosas y en pandemia, la entregada por CEP alude a 1600 consultas telefónicas-líneas fijas-. ¿Al azar?
De hecho existen dos realidades nacionales: el público es poco receptivo a las encuestas y suele mentir la otra es que no cree en ellas.
Donde se expresan con más franqueza es en aquella capciosa del conocimiento. Por algo Julio César Rodríguez está tentado de entrar al ruego, Pamela Jiles lleva 30 años en primer plano y logra 92 por ciento de pero no sólo por su proyecto del mordisco a las AFP sino por su carrera previa como periodista se investigación, en Análisis, Informe Especial y luego de farándula en Chilevisión.
Joaquín Lavín, por casi tres décadas en municipios, también se proyecta a imagen nacional, pero no por ello acapara el 40 por ciento; igual cosa con Evelyn Matthei.
Daniel Jadue, por su constante presencia en los medios también alcanza altos niveles de identidad, pero entre él te conozco y voto por ti, hay kilómetros de distancia. Con el agravante que los de derecha lo ubican es precisamente por el “cuco” del comunismo y no por simpatía.
Lo que si sea Ipsos, CEP o cualquier consultora, el 2 por ciento de aprobación de los políticos y el nueve de Piñera es innegable. Nadie duda de éstas cifras.
Nibaldo Mosciati, por ser crítico al gobierno no lo convierte en progresista, hace hincapié en el abismo que existe entre conocer una persona y votar por ella.
A una semana y algo de la multi elección, muchos alean por gritar “aquí estoy” y periodistas y profesionales de todas índole son candidatos conscientes de que el elector los conoce pero se equivocan si piensan que ese saber de ti esta ajeno a la actividad que ejercen,
El Congreso Nacional, hace lo posible o imposible por continuar en la línea de desacreditación. Aparte de que se posterga una y otra vez la rebaja de la dieta parlamentaria, las y los invito a llamar a la Cámara de Diputados al 32 250 500.
Antes de ser atendidos por la operadora junto con escuchar el clásico: Esta llamada es muy importante para nosotros, le oirá el tema “No me acuerdo”, al ritmo de Thalia y Natasha en Zumba.
En ninguna parte del mundo, un parlamento acoge de esta manera a sus visitantes telefónicos. O son temas folklóricos en concierto o música clásica o, en el peor de los casos, ambiental. Pero llamar a Boris, Moreira, González o quien sea y recibir como primera respuesta un tema que justamente calza con lo que percibe el pueblo del Congreso: “No me acuerdo” (promesas electorales).
Eso lo dice todo.