Por Sergio Rodríguez Gelfenstein
Ya el resultado de la primera vuelta electoral en las elecciones presidenciales de Colombia celebrada el 29 de mayo, dio a conocer una clara perspectiva en torno al futuro de la relación de ese país con Venezuela y estableció la certeza de que ésta tendría un cambio trascendente respecto de lo acontecido en el pasado más reciente. Los dos candidatos que habrían de contender en la segunda vuelta, Gustavo Petro y Rodolfo Hernández manifestaron con certidumbre su voluntad de que en caso de ser elegidos a la más alta magistratura del país se abocarían de inmediato a restablecer los vínculos con su vecino del este.
Caracas expresó su satisfacción al constatar que una nueva era se abriría para las relaciones bilaterales a partir del mes de agosto, pero mantuvo discreta distancia respecto a favorecer a uno u otro candidato, allanando las condiciones para que independientemente de quién fuera el nuevo presidente, los tratos con el nuevo gobierno se desarrollaran con el mayor ímpetu a favor de los intereses de ambos pueblos.
La victoria de Petro en la definitiva segunda vuelta del 19 de junio, despejó cualquier duda respecto del rumbo y el ritmo que tendría el nexo entre los dos países. Para nadie es un secreto que, en términos políticos –y a pesar de las diferencias- Petro es mucho más cercano a Caracas que Hernández. Su pasada militancia en el Movimiento 19 de abril (M-19) una organización de clara filiación bolivariana, registra una identidad con la orientación del proceso político de Venezuela desde sus propia raíces.
Es así que desde el mismo triunfo electoral de la Colombia Humana liderada por Petro, las dos partes comenzaron a estudiar las formas y el contenido que adquirirían las relaciones y se abocaron a la búsqueda de métodos e instrumentos para facilitar el camino a recorrer hacia la normalización de las lazos bilaterales. Tan solo tres días después de su triunfo electoral y tras una llamada telefónica al presidente Nicolás Maduro, Petro hizo pública la disposición de ambos para restablecer la normalidad en las fronteras.
A su vez, el presidente Maduro dio a conocer que había conversado con el presidente electo de Colombia y en nombre del pueblo venezolano lo felicitó por su victoria, además dialogaron sobre la paz y el futuro próspero para ambos pueblos.
Esta plática dio la pauta para comenzar a despejar los obstáculos que permitieran la regularización de los vínculos. De esta manera, el 4 de julio en la ciudad fronteriza venezolana de San Cristóbal se reunieron empresarios de ambos países en un evento denominado “Acuerdo de la Frontera” a fin de preparar el terreno ante su ya inminente reapertura que se había restringido desde 2015 y cerrada por completo a partir de 2019. Por la parte venezolana participó el gobernador del estado Táchira Freddy Bernal, quien actuó como anfitrión y por Colombia, Rubén Zamora y Wilfredo Cañizales, representantes de la coalición Pacto Histórico, la colectividad política del nuevo presidente colombiano. Así mismo, una “comisión de muy alto nivel” integrada por senadores, políticos y representantes gremiales participó en la actividad.
Exactamente un mes después, el 4 de agosto, se desarrolló un evento similar en el departamento de la Guajira, en el que empresarios de Colombia y Venezuela se encontraron para establecer condiciones en el marco del desarrollo productivo que se vislumbra por parte de las empresas que participarán en el intercambio comercial que se producirá tras la reapertura de las fronteras.
El encuentro se llevó a cabo en el puesto de Control Migratorio Terrestre Paraguachón, en La Guajira, zona limítrofe con el estado Zulia (Venezuela). Los empresarios venezolanos estuvieron representados por Rafael Bula Blanco, quien con respecto a la temática manifestó que: “nuestra propuesta básica es la complementariedad, utilizar las ventajas para impulsar las empresas de ambos países e impulsar la importación hacia el Caribe integrando a la población wayuu”. Por Colombia asistió a la reunión, Alfredo Saade, asesor de Fronteras del presidente Petro, quien entre otras cosas, reiteró que “uno de los más grandes objetivos del nuevo gobierno es restablecer las relaciones con el país vecino para obtener índices económicos positivos en el Producto Interno Bruto (PIB)”.
En este marco de acercamientos binacionales, el 28 de julio, Bernal, acompañado por el canciller Carlos Farías, recibió al nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Álvaro Leyva Durán en San Cristóbal.
El 9 de agosto, un nuevo asunto fue incorporado a la agenda cuando el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, informó que había “recibido instrucciones del presidente Nicolás Maduro, de establecer contacto de inmediato con el ministro de Defensa de Colombia (Iván Velásquez) para restablecer nuestras relaciones militares”.
Ambos países encaran como reto, la lucha común contra el paramilitarismo y bandas armadas colombianas de todo tipo que operan en la frontera y se adentran en el territorio de Venezuela. Aunque desde el año 2021 se instaló del Consejo Binacional Intergremial del Eje Fronterizo Norte de Santander-Táchira, la cooperación en este ámbito es fundamental para que se concrete un funcionamiento normal en las fronteras.
Continuando con el acelerado curso de las acciones, en el terreno legislativo, el 10 de agosto el Senado colombiano aprobó algunas políticas en pos del restablecimiento de relaciones con Venezuela en diversos sectores. Los parlamentarios se propusieron abordar el tema fronterizo y cuestiones de seguridad en los 2.219 kilómetros de frontera que comparten ambos países.
Asumiendo que el asunto Monómeros es uno de los más espinosos en el camino del restablecimiento de las relaciones, el presidente Petro señaló que este es uno de los temas, más complejos, porque la empresa está quebrada y “hay que ver técnicamente cómo se puede reiniciar, analizando las formas jurídicas y el sistema de sanciones que aún está vigente”.
En este contexto, el 12 de agosto, Venezuela inició acciones para retomar el control de esta empresa al designarle una nueva Junta Directiva, una medida que busca poner fin a su manejo irregular. Para ello, el lunes 8 de agosto, la compañía venezolana Pequiven introdujo un acta ante la Cámara de Comercio de Barranquilla, firmada por su presidente Pedro Rafael Tellechea Ruiz con la lista de nombres del equipo venezolano que busca asumir el control legal de Monómeros, acción que coincide con la reciente decisión de la Superintendencia de Sociedades de Colombia —órgano gubernamental que se encarga de auditar a las empresas en ese país— de eliminar el máximo grado de supervisión que mantenía en Monómeros desde septiembre de 2021.
Finalmente, como colofón de este proceso de normalización, el 12 de agosto el presidente Maduro designó a Félix Plasencia como embajador en Colombia mientras que su colega trasandino hizo lo propio al nombrar a Armando Benedetti para hacerse cargo de la representación colombiana en Caracas.
De esta manera quedaba trazada claramente la ruta para el restablecimiento de los vínculos bilaterales, dejando atrás cuatro años de oscurantismo marcados por el gobierno terrorista de Iván Duque.
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