Por André Jouffé
Hace 38 años no hubo desfile y tampoco el 2020.
Hace casi cuatro décadas, apuntaban hacia seres humanos esas mismas modernas armas de segunda y tercera mano; más valiosos eran los prusianos pasos de ganso. En tiempos de Alejandro Magno las tropas aparte de lo bélico, buscaban un valor preciado que no era oro ni plata, sino libros (leer de Irene Vallejo,” El infinito en un junco, invención de los libros en el mundo antiguo”.
¿Qué diferencia de objetivo y visión entre buscar el tesoro escrito a la perfección de la línea del desfile, de marionetas que observan la tribuna al presidente, sea marioneta, tirano o estúpido, de turno?
Los chinos con sus desfiles de millones de soldados dispuestos a luchar por su bandera roja, convocan grandes multitudes ante un público, pasivo, pero en su breve guerra contra Vietnam cayeron 69 uniformados por uno asiático el sur
En tiempos de crisis imaginar estos desfiles hitlerianos como una demostración de fuerza, inspiran a pensar que mejor, para entretener al público, montaran espectáculos culturales en pantallas gigantes por todas las ciudades.
¿Sabe cuánto cuesta poner uno de esos F 5 y 16, pilares de nuestra aviación en el aire? 30.032 UF el aparato y 29 mil dólares la hora sacarlo del piso.
¡¡¡Es lógico un show de esta índole para que algunos niños suelten un Oh!!! Para admirar un aparato fabricado en 1974, o sea la edad de su padre adulto.
Y los transportes terrestres: alimentos de caballos y humanos, los catering para Ejército, Carabineros….
¿Cuántos hospitales y escuelas podrían financiarse con lo invertido en estas paradas?
Lo importante es que den la imagen de unidad de civiles con lea FFAA. Así como para el 19 de septiembre Salvador Allende rodeado de generales traicioneros.
He visto paradas militares en otros países, pero van acompañados de un dejo de alegría, de celebración, en cambio en Chile pareciera que estuvieran dispuestos al asesinato, corvos al cuerpo-que tantos cuellos-cortaron y una mirada fría, indiferente y de vez en cuando un guiño a la polola o a los padres que concurrieron al Campo de Marte, a las calles de Valparaíso, o Concepción.
Grandes celebraciones como el desastre de Rancagua que erige al derrocado O’ Higgins, o a Arturo Prat en Iquique. Una conquista al Perú donde prevaleció el robo, el hurto y las violaciones en nombre de los intereses extranjeros del salitre.
En estos tiempos de cibernética, cualquier computín de la Fábrica de imágenes, de calle Recoleta, en Santiago (existe y hace montajes a Steven Spielberg) puede armar un desfile que dejaría boquiabierto a la ciudadanía entera.
Pero este desfile de 6500 (domingo 19) personas más los gastos afines, valen más que mejor atención a los hospitales donde las intervenciones quirúrgicas ajenas a la pandemia han sido postergadas dicho en boca del propio futuro ex Presidente de Chile, Sebastián Piñera Echeñique, en 30 mil personas con enfermedades que requieren intervención quirúrgica inmediata.
Todo por un paso de ganso.