Por André Jouffé
Si comparamos el ambiente post electoral de hace 51 años, el actual parece una taza de leche.
Apenas salió Allende, y antes, la CIA se puso en acción, las fuerzas reaccionarias del país comenzaron a moverse y en los cuarteles reinaba inquietud a la espera de un llamado justo tres años más tarde.
Hoy, en medio de la pandemia, el Presidente electo se mueve de un sector a otro; algunos lo apoyan, luego se desdicen, pero en líneas generales, es una transición más que normal.
Para salir del tono grave, quisiera evocar dos episodios históricos y uno actual.
En Canadá Jean Pierre Trudeau, actual mandatario, tuvo una adolescencia llena de vergüenza. Su madre, la fotógrafa y Primera Dama Margaret Parker, fue captada sentadita en una cuneta tomando imágenes sin ropa interior debajo de la falda y sus piernas entreabiertas.
Esto no le costó ni censura al entonces Premier, Pierre Elliot Trudeau, padre de Jean, pero la escena debe de haber sido similar a la de los Clinton cuando pasó lo de la Levinsky.
Paola de Lieja, madre del rey de Bélgica, muy al contrario de Fabiola era una mujer tan liberal que acudía a playas de la Riviera Costa azul sin nada que cubriera de la cintura para arriba. De igual manera acompañó fielmente a su esposo, sucesor porque Balduino y Fabiola no tuvieron descendencia, durante su reinado. Su rechazo al aborto, lo hizo renunciar por un día al trono cuando se votó la ley a favor.
Ya Boris Johnson con sus botellazos de los viernes. Mientras en Chile eran las protestas, rompía todo protocolo sanitario, estético y moral de Downing Street 10.
De haber sucedido en Chile aparte de la avalancha de comentarios en redes sociales, ¿Habrían podido continuar en el poder los cónyuges y el Premier?
Difícil.
La llegada súbita de Irina Karamanos incluso espabiló a Cecilia Morel que luego de enterarse del currículo, Universidad de Heidelberg incluidos, y cinco idiomas de su sucesora no dudó un instante en fijar una reunión con la cientista social. Si a instancias del padre del presidente electo, Boric no intentó por tercera vez la obtención del título, a su compañera (o compañere en términos de convención) le sobran.
Para un presidente treintañero una mujer seis años menor pero más madura puede ser el equilibrio interno de La Moneda. Ya hay temores por el rol protagónico que anunció para los próximos años y con sus conocimientos no es susceptible a goles de media cancha.
Cercanos apuntan que ha sido crítica de su pareja, una especie de dique de contención y de ayuda sicológica; lo cual es bueno. No olvidemos que Nancy Reagan acompañó a su esposo ya con alzhéimer declarado en gran parte de su segundo periodo sirviendo de intermediaria con el Pentágono y, según se supo posteriormente, con el departamento de Estado.
De esta manera mientras el ambiente pasa del rojo al rodado, esta semana habrá anuncio de un gabinete lejano al terror, mientras Joaquín Lavín desde España insiste que éste gobierno le dará la pasada ancha a una derecha que se ve tan trizada como la ex Concertación.
Lo lamentable de estos días ha sido el cinismo de la Democracia Cristiana al mostrar dos caras, sin el menor aspaviento.
Una primera Dama, activa positivamente-no queremos recordar la del dictador-, sería la primera en casi un siglo. Mitti Markman tuvo participación importante en el voto femenino, pero el resto fue de frivolidad absoluta.
Que esta profesional de ascendencia griega colabore desde el Palacio Toesca nos enaltece y conjuga la tan ansiada igualdad de género, cuyos resultados esperamos todos, sean positivos.