Después no reclamen (Luis Sepúlveda)

Por André Jouffé

A comienzos de 1966, en un pequeño restaurante, caía la medianoche en París. Luis Sepúlveda alternaba con mi hijo mayor, ya con derecho a voto, el menor que se aburría soberanamente y mi esposa de entonces que escuchaba más al novelista que al político.

“No importa si los candidatos les parezcan malos, que de hecho en Chile no vislumbro ninguno que valga la pena por ahora, sin embargo hay regulares malos y peores. Si ganan éstos últimos por culpa de vuestra abstención, después no reclamen”.

Este fin de semana de primarias, abandonaron sus respectivas ciudades, no solamente la RM, más de un millón y medio de personas. Parecía una estampida de penitenciaría, de Alcatraz.

El fin del mundo.

Para demostrar cuan en serio toman la política, prefieren las playas, los lagos y los bosques los pudientes; el camping, los restos de naufragios puertomontinos y magallánicos, o las cuevas del norte los más humildes, a cumplir con su derecho ciudadano. Aquí no se trata de no votar como protesta como el ensayo de Saramago, sino que de evitar lo que una persona considera un mal mayor tenga por lo menos posibilidades en acceder a la presidencia.

En la derecha, los lavinistas viajeros dejaron expuestos a su UDI a Sebastián Sichel y Mario Desbordes e Ignacio Briones. Difícil que uno de los tres supere la votación del alcalde pero la diferencia puede ser tan baja como la abstención con lo cual le resta bastante validez a su candidatura para noviembre.

Parte de esa derecha iba a votar Gabriel Boric para impedir lo que piensan es mal peor, Daniel Jadue. El candidato comunista-populista no es precisamente una persona simpática, tampoco el egresado del British de Punta Arenas, pero a la centro derecha le encanta y fascina quienes están dispuestos a negociar lo cual favorece al joven diputado. 

No apunto a predicciones sino que a la irresponsabilidad del ciudadano medio, desilusionado de una clase política compuesta por vivos, ladrones, algunos vinculados al narcotráfico o beneficiados con él tanto de izquierda como de derecha (el alcalde  de San Ramón sólo tuvo mala suerte). Un ejemplo vivo con la resurrección del film “Nos habíamos amado tanto” de Ettore Scola (1974) donde queda en evidencia el abismo entre los idealistas y el trepador, un deporte muy en boga.

También los fisiólogos y etólogos tienen la palabra paleología para resolver el enigma del comportamiento humano, estas primarias son una cortinita de humo al imposible poder de negación, en virtud del cual los opuestos no se destruyen sino que se desarrollan mutuamente porque las contradicciones promueven y no paralizan el desarrollo; se basa en un prejuicio filosófico mucho más antiguo: el que señala que el mal es más que un modus privativo del bien, que el bien puede proceder del mal, que en suma, el mal no es una manifestación de un bien todavía oculto: la rebelión. La negociación barre con el temor, porque tampoco la violencia puede derivarse de su opuesto que es el poder, y que, para comprender como es hay que examinar sus raíces y naturaleza.

Por eso, se producen estos fenómenos que en la zona más conflictiva del país, la Araucanía, la derecha haya obtenida la única gobernación.  Quizás porque ese día primaveral fue oportuno más para un pic nic que para un sufragio.

“Después no reclamen”.

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