Deserción

Por André Jouffé

En tiempos de la guerra fría, las deserciones de Rudi Nureyev y Michail Barischnikov fueron acontecimientos llevados al cine.

La deserción de seis atletas cubanos ha sido paseada como una gesta heroica en tiempos en que el gobierno de la isla, lamenta por sobre todo la inversión hecha en estos deportistas tal como les duele la de porfesionales formados en la Universidad de La Habana, a costa del Estado para profitar de la primera oportunidad al alcance-léase congresos y seminarios intenarcionales-, para pedir asilo en el país sede.

La derecha y los detractores de siempre de lo que ocurra en Cuba brindan sonrientes por lo que consideran un fracaso más del sistema socialista que provee de salud, educación y vivienda gratis. Concedemos: cada día en condiciones más precarias y a la espera ya con más ilusiones,del lento levantamiento de los embargos. No desmerecemos al mérito deportivo de los atletas ni de Santiago Adolfo Ford Romero Thompsom, el atleta medallero nacionalizado chileno.

Como todo el mundo, los ocho desertores imaginan meors condiciones de vida y facilidades para coinitnuar su carrera.

En su entusiasmo, olvidaron lo más importante; casi todas las medallas oro, plata y bronce, fueron obtenidas a costa más de sacrificios personales que paoyo institucional. Quizás ni saben que las futblistas que jugaron sin arquero la final por grave error del país perfecto, ganan un promedio de 110 mil pesos mensuales (excepción sea las cuatro que juegan en el exterior).

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