Por André Jouffé
Hace algunas semanas comentábamos el giro derechista o la tendencia hacia la centro derecha de la nueva literatura novelesca inspirada en la política contingente francesa.
Personificados con Emanuelle Carrere, hijo de la secretaria de la Academia e Historia de Francia experta sovietóloga pues huyó de la URSS muy joven, mantiene un tono tolerante hacia la derecha, no así hacia el lepenismo, e incluso sus relatos eróticos son más vulgares que los escritos de izquierda cada vez más pulcros en ese tema.
Su mentor, Michelle Houellebecq plantea en Sumisión un hecho factible. Con tal de evitar la victoria de la ultra derecha en Francia, el gobierno de centro izquierda hace alianza con la Hermandad Musulmana. Este movimiento tercero en las elecciones ficticias de 2022, el libro fue escrito en el 2015, profita de la desesperación de gente como Macron para ayudar a Francia a salir de la crisis con dineros de Medio Oriente. Así los qataris (Qatar) y saudís financian y la Hermandad a regañadientes de los árabes ricos, gobierna.
Hay un emparejamiento en el bienestar, a cambio las mujeres deben ir cubiertas y con faldas largas a La Sorbona, cuya remodelación proviene del petróleo, se condiciona una asignatura el estudio del Islam en cada carrera. Algunos profesores abandonan la Sorbona, otros vislumbran algunos beneficios como el de sumar una o dos esposas orientales de 16 años a su hogar.
Puede leerse como espantoso, pero en este mundo de pedofilia, todo es posible y en Oriente 14 años es una edad apta para contraer matrimonio convenido.
Una utopía. Pero en Chile estamos llegando a acuerdos que si bien no apuntan hacia regímenes semi teocráticos conllevan un sistema de cogobierno en el cual la voces disidentes son acalladas desde la misma Presidencia.
Pese a las críticas que recibe la doctora Izkia Siches, hay algo de drama y realidad; aparte de un afán de figuración desmesurada, quiere aterrizar promesas hechas en campaña. Y el propio oficialismo se cuelga de sus gafes para desmerecer sus intenciones.
Chile a medias ha vuelto en gloria y majestad.
La cultura de izquierda en vez de aprovechar este recreo de cuatro años, cede ante la necesidad de financiamiento, limando contenidos para acceder a fondos municipales. ¿Qué ocurrirá con los Fondart?
El cine se ha vuelto netamente comercial salvo la entregas de Patricio Guzmán, la onda joven entierra la memoria en el campo audiovisual y con nostalgia los mayores de 40 apelamos a la memoria de You Tube, donde próceres fascistas bien financiados se han apoderado de audiencias no despreciable y auspiciadores.
Ediciones con análisis de fenómenos, eluden novelas de realidad nacional; existe además un problema de generaciones ya que Hernán Rivera Letelier y la generación de los noventa, ya setentona, incurre en repeticiones, reiteraciones que espantan al lector nuevo y al veterano.
Ha llegado el fin de la cosecha viñatera de las parras cuelgan algunos híbridos, apenas para uva de mesa, que reflejan la realidad de Chile. Tememos que la entrega convencional rechazada nos devuelva al peligro de aplicar la actual Constitución perversa reforzada tibiamente por Ricardo Lagos.
O peor, un Presidente que gobierne vía DFL.