Por André Jouffé
El pie descalzo con que la madre del de nuevo Presidente de Estados Unidos pisó la tierra prometida a mediados del siglo XX, no le dio una pestaña de humildad a este vergonzoso retoño.
En estos días la prometida alza del 40 por ciento los aranceles producidos en China para importar a los Estados Unidos, suena como un chiste de mal gusto.
Para comenzar, ¿Qué exporta actualmente USA?
Productos agrícolas cuyos excedentes vende a los rusos-compradores de mala gana cuando no alcanzan sus metas de 10 millones de toneladas de trigo-.
Petróleo, armas-muchas de las cuales ya se fabrican con royalties en otros países-y maquinaria industrial para consumo interno.
El resto lo ha delegado en diferentes lugares del mundo, básicamente en China.
La gran industria automotriz se fabrica en los países menos pensados, especialmente las piezas que son armadas también en la República Popular.
De manera que una reflexión llama a pensar ¿Cuál será la ganancia de Estados Unidos de importar más caro lo que les corresponde?
Nos recuerda Chile, exporta materias primas para retornarlas elaboradas.
En lo más cercano, el puerto chino-argentino solo beneficiará el mal uso del Canal de Panamá que apenas tiene agua para regadío. El Atlántico y el Este partirán desde Argentina y Chile para no dar la vuelta por el estrecho, seguramente reforzara el tráfico de camiones destruyendo las ya malas pistas que nos unen al Atlántico.
La alianza con Javier Milei es más especulativa que eficiente porque el loco necesita dinero. Carne, trigo y producción lechera y fructífera le sobra de hecho los duraznos al jugo Esmeralda del otro de lado de la cordillera cuestan la mitad que los nacionales en nuestros supermercados.
Por los alardes previos, todo indica que efectivamente en materia ambiental, vamos a retroceder décadas, pero Estados Unidos también deberá pagar costos elevados para acceder a motores y máquinas no contaminantes.
Si prioriza su figura política a nivel internacional, es probable que lo mantenga más ocupado que la economía, aun cuando la amenaza para un millón de personas que serían expulsados, es una idea fija.
Y para comenzarla, separar a los hijos de los padres una especie de genocidio tipo Gaza, con otra acepción.