Por André Jouffé
Si Eduardo Frei Montalva hubiese realizado un gobierno más agresivo en las reformas, la pista de aterrizaje para Salvador Allende habría estado en mejores condiciones.
Cuando Gabriel Boric pone como ejemplo a los dos ex presidentes en el tema del litio, comete una aberración: los dos gobiernos fueron de estatizaciones y nacionalizaciones, los posteriores de privatización y entrega del país al capital extranjero.
Las palabras de Boric en Enade tuvieron una acepción obsecuente. Pongámonos en otro escenario: si en vez de Allende, hubiese ganado don Radomiro Tomic Romero, es probable que el golpe, aun cuando siempre se estuvo cocinando, no habría tenido que llegar.
Quizás, piensan, algunos, fue el gobierno intermediario que faltó entre Frei y Allende. Al fin y al cabo un golpe en contra de un ex Embajador de Chile en Estados Unidos parece inconcebible (Allende a Tomic: Cuando a un presidente le molesta una piedra en el zapato, lo manda de Embajador) y hubiese carecido de apoyo internacional.
Queda claro que la Moneda, no importa cuales ministros entren y salgan en esta puerta giratoria que ya parece juzgado, cabalga hacia un centro absoluto que ni siquiera obedecería al nombre de centro izquierda.
El discurso ambiguo: vamos a hacer ante el pueblo y pedimos permiso, ante el empresariado, ya no resiste análisis alguno.
Es importante que el actual mandatario lea los programas de sus antecesores pre golpe, para que use sus nombres en sus intervenciones donde sean.