De “ofertones” y rentabilidad electoral

Juan Pablo Cárdenas S. | Miércoles 29 de noviembre 2017

En comentarios y columnas anteriores hemos dado cuenta de los intensos esfuerzos de los dos candidatos presidenciales y de sus comandos por capturar el voto de quienes optaron por otros candidatos en la Primera Vuelta. Hemos hablado, también, de los “ofertones” y de toda la retórica de Piñera y Guillier con tal propósito. Así como de los logros que cada cual ha alcanzado al respecto, cuando ya tenemos partidos y movimientos, cuanto a los propios ex candidatos, adhiriendo, aunque sea con algunos remilgos, a los dos que competirán finalmente en el balotaje.

En esto de la “rentabilidad electoral”, nos gustó mucho la carta del ex rector de nuestro Plantel Víctor Pérez Vera en El Mercurio a propósito del apoyo de los Kast, Enríquez Ominami, Carolina Goic y Ossandón a los dos candidatos del balotaje. Mientras Beatriz Sánchez lo sigue pensando… según acota el ex Rector. El académico ciertamente se lamenta que, al otorgarle o negociar el apoyo de éstos a Piñera o a Guillier, no hayan solicitado alguna medida para erradicar de la marginalidad y la desesperanza a más de un millón de niños pobres del país, junto con mejorar la calidad de la pésima educación pública parvularia y escolar que reciben. Mientras el Congreso Nacional discute y aprueba aumentar el presupuesto de la nación para financiarles los sueldos y gastos a senadores, diputados y ex presidentes.

Se trata, sin duda, de un contundente llamado de atención del ex rector Pérez al que podríamos sumarle nuestra crítica también a la conducta electoral de los candidatos y actores políticos en cuanto a su desaire, hasta aquí, a varias de las más sentidas demandas de los chilenos y de sus organizaciones sociales.

Ciertamente que sería mucho más encomiable que los candidatos de la segunda vuelta estuvieran preocupados de reunirse, escuchar y comprometerse directamente con las distintas organizaciones que velan por la equidad social, la protección del medio ambiente y, desde luego, por algo tan fundamental como que el Estado se haga cargo de los niños y ancianos desvalidos. Y no vuelvan a repetirse, por ejemplo, los graves acontecimientos del Sename y la muerte por negligencia de centenares de niños bajo la “protección” del Estado.

Preferiríamos ver a los candidatos buscando el encuentro efectivo, por ejemplo, con las organizaciones de los empleados públicos que acaban de ver frustrada su justa demanda por un aumento real de sus remuneraciones. Extrañamos, asimismo, que los candidatos, o al menos uno de ellos, no concrete todavía una reunión y acto público con la Asociación NO+AFP, entidad que ha concitado las manifestaciones más populosas a lo largo del país en los últimos años. Para que ante los representantes de los pensionados, por supuesto, tuvieran que explicar su renuencia a cambiar el sistema previsional o las reformas que se proponen hacerle en bien de tantos chilenos que en la tercera edad son castigados tan severamente por las AFP y las autoridades que las amparan.

Así como sería propicio que los candidatos se reunieran con las federaciones estudiantiles del país para explicarles a sus propios representantes lo que se proponen realizar en materia de educación y no estén mandando mensajes a través de interlocutores que, si bien destacaron en el pasado como dirigentes estudiantiles hoy, por supuesto, Deben atender otras funciones políticas y legislativas. Que se reunieran con el Colegio de los Profesores, las organizaciones de Padres y Apoderados y hasta con las asociaciones edilicias que tienen visiones contrapuestas respecto de la desmunicipalización de los establecimientos escolares.

Propicio sería que los candidatos atinaran, desde luego, a reunirse también con los grandes, medianos y pequeños sindicatos de la minería. Con las organizaciones de los pescadores artesanales, del comercio y de tantas otras entidades como las pymes que son las que ofrecen y sostienen más empleos en el país. Muchas de las cuales sobreviven acosadas por las deudas y los abusos cometidos contra éstas por los más poderosos empresarios.

No apreciamos tampoco, hasta aquí, que Piñera y Guillier del paso de comprometer acciones concretas para resolver las demandas de las organizaciones medioambientalistas que tan abnegadamente se organizan y luchan en todo nuestro territorio para hacer frente a la codicia depredadora de los inversionistas nacionales y extranjeros enseñoreados en toda nuestra geografía.

Tal como podría agradecerse que, más que promesas y retórica, ambos candidatos asumieran acciones claras para frenar la delincuencia, la inseguridad y la creciente penetración del narcotráfico en nuestras poblaciones, la política y las instituciones públicas. Que convocaran a las organizaciones de quienes han sido víctimas de la delincuencia y de los propios abusos policiales y ante ellos convinieran lo que hay que hacer para combatir estas graves situaciones. Y no se conformaran con sumar a más y más policías, como armas “disuasivas”, sin prevenir y atacar las causas del flagelo.

Así es como nos resultaría muy encomiable que los dos postulantes fueran capaces de encarar a las organizaciones efectivas del pueblo mapuche y adelantar una institucionalidad que se haga cargo de resolver sus justas y ancestrales demandas. Sustituyendo, por cierto, la inútil política de la represión, las filtraciones y los brutales allanamientos de moradas en la Araucanía.

No vemos, desgraciadamente, en los candidatos ni atisbo de pacto social que pueda movilizar a las urnas a los que se abstienen y sienten que la política cupular, en cualquiera de sus expresiones, no va a sacar a tantos chilenos de la pobreza, la inseguridad y la marginalidad.

A lo anterior, cómo lo lamentar, también, el completo desdén de los candidatos respecto de nuestras relaciones internacionales, cuando evidentemente hemos estado perdiendo gravitación en nuestro Continente como en el mundo entero. En este tema realmente no sospechamos la posición que podría asumir uno u otro en caso de llegar a La Moneda, después de tantas caricaturas y sandeces que se han difundido en relación a Venezuela, Corea del Norte y otras realidades completamente distintas a la nuestra. Y, por lo mismo, imposibles de emular.

Finalmente, nos extraña la distancia de ambos candidatos con las organizaciones de Derechos Humanos que hoy demandan, además, una política de Estado respecto de los inmigrantes. Pareciera que la competencia electoral en vez de despertar las demandas de verdad, justicia y reparación en realidad las ha hundido o desperfilado. Por el contrario, en los últimos meses los que han tenido mayor visibilidad son los voceros de los siniestros violadores de la dignidad humana y partidarios de la impunidad, los que incluso llegaron a sostener una candidatura propia de la extrema derecha. Cuando muy poco se avanza en resolver tantos crímenes cometidos ya hace más de tres décadas, al grado que lo que hoy lo que parece más importante se acota nada más que a la posibilidad de cerrar el penal especial de Punta Peuco. Una promesa postergada por el actual gobierno y que perfectamente pudiera quedar de nuevo incumplida por el que le siga.

Porque en esto de sacar cuentas, los votos de la llamada “familia militar” podrían hasta definir la elección presidencial.

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